Alimentos ricos en agua, zumos y sueros para prevenir la deshidratación en las personas mayores

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Jesús Fermosel, consejero de Asuntos Sociales.

COMUNIDAD DE MADRID. La Consejería de Asuntos sociales ha reestructurado los menús de alimentación en sus residencias y centros públicos de personas mayores y personas con discapacidad intelectual para combatir la deshidratación como consecuencia de las altas temperaturas durante el  verano. En total, 24 residencias, 17 centros de día para mayores, 32 centros de mayores activos y 13 centros para personas con discapacidad intelectual se beneficiarán de este programa integral de alimentación e hidratación.

Además, se han incrementado las medidas de prevención de deshidratación en estos colectivos altamente vulnerables. El consejero de Asuntos Sociales, Jesús Fermosel, presentó hoy, en la Residencia de Mayores Vallecas, la campaña de Prevención de los Efectos de la Ola de Calor en estos centros públicos de la región. El Servicio Regional de Bienestar Social  (SRBS) ha diseñado un protocolo de actuación con una serie de medidas encaminadas a reducir al mínimo los riesgos para la salud de estas personas que puedan derivarse de las altas temperaturas.

«Unos 6.000 mayores de las residencias y centros de día y más de 1.600 personas con discapacidad intelectual se beneficiarán de este protocolo de actuación contra la ola de calor. Los menús de las residencias y centros públicos de la región tendrán comidas más ligeras, ricas en frutas y vegetales, menos calóricas que en invierno y más fáciles de digerir. Además, se repartirán más de 58.000 menús mensuales a los usuarios del servicio de cafetería de los centros de Mayores», destacó Fermosel.

Asimismo, se evitarán las comidas copiosas y muy calientes que hagan más difícil la digestión y se aumentará la ingesta de líquidos. Los alimentos ricos en agua son también importantes en esta época del año. Las ensaladas, el gazpacho, las gelatinas, entre otros, son parte fundamental de la dieta de los residentes en estas fechas, porque ayudan a reponer líquidos con facilidad.

«La ingesta de líquidos es muy importante para estas personas. Por eso hemos establecido unas cantidades recomendadas que tienen que beber, repartidas a lo largo del día para garantizar que siempre estén hidratados. Al margen de agua, también se ofrecen otras bebidas como zumos o sueros, evitando los azúcares y el gas, y podrán solicitarlos en cualquier momento del día. También se tendrán en cuenta cuáles son los sitios más frescos de los centros y donde están ubicados los puntos de aire acondicionado, para que estén a gusto y eviten el calor», recomendó el consejero.

El protocolo de verano recomienda además aumentar el número de ingestas hasta 4 ó 5 al día, con comidas frecuentes y ligeras adaptadas a las condiciones meteorológicas, combinándolas con el consumo de al menos dos litros diarios de líquidos. Para ello, el personal de la residencias se encargará de ofrecer líquidos frecuentemente a los usuarios y de vigilar que en determinados puntos estratégicos siempre haya botellas o jarras con agua o zumos.

Niveles de alerta
En ese sentido, lo primero que harán los responsables y los técnicos de las residencias será comprobar la previsiones climatológicas que diariamente reciben de la Agencia Estatal de Meteorología para poder activar uno de los tres niveles de alerta recogidos en el programa preventivo.

Los profesionales de los centros decidirán qué medidas adoptarán, intensificándolas o rebajándolas, en función de las temperaturas que se prevén. El objetivo es anticiparse a los problemas sanitarios, derivados de la elevación extrema de las temperaturas, que en personas mayores y, especialmente las que tienen una salud delicada, puede llegar a causarles graves consecuencias producidas por los llamados golpes de calor.

Los profesionales de las residencias transmitirán periódicamente a los mayores una serie de consejos para que pongan en práctica durante todo el verano. Se les recomendará, y velará para que no salgan a la calle en las horas más calurosas; se cubran la cabeza; se sitúen en las zonas refrigeradas, se duchen varias veces al día, se refresquen con paños húmedos, ingieran líquidos suficientes y que descansen convenientemente, etc. Los propios cuidadores han recibido una formación específica para que sepan reconocer los síntomas asociados a los golpes de calor, así como las medidas de urgencia que deben tomar en esos casos.

Fermosel recordó que las personas mayores, junto con los niños y las personas que padecen algún tipo de problema respiratorio o cardiovascular, son los sectores de población más vulnerables a los efectos de calor. «Hay que extender estas recomendaciones a toda la población en general y les invito a que las pongan en práctica durante los meses estivales porque hay que extremar las precauciones y reforzar los cuidados para evitar sustos innecesarios», finalizó el consejero.